Desde su llegada, los judíos socialistas, anarquistas, sionistas y comunistas replicaban aquí las experiencias o modelos organizacionales que tenían en Europa. Entonces, dedicaban su tiempo libre a la edición de publicaciones, centros de ayuda mutua, bibliotecas, escuelas y cooperativas. En esas instituciones confluían el activismo cultural en ídish, la solidaridad con los coterráneos y la militancia política.

Entre sus objetivos más destacados, el ICUF se propuso representar a las instituciones israelitas laicas, defender la cultura y el idioma ídish y luchar contra el fascismo y el antisemitismo. Ciertamente, el idishismo comunista tenía un rol protagónico en la conducción de esta red que suscitó gran adhesión en la «calle judía», a partir de la heroica lucha de la Unión Soviética y su Ejército Rojo contra el nazismo. A medida que se iban conociendo las noticias del trágico genocidio judío, la preocupación de los icufistas (y otras redes de esta colectividad) por conservar el patrimonio cultural en ídish, dio origen a varias iniciativas, entre ellas, una editorial propia (ICUF Farlag, fundada en 1946) y varias escuelas o shules. De esta forma, durante las décadas del cuarenta y cincuenta, sobre la base de centros socio-culturales, bibliotecas y pequeños shules se crearon quince escuelas idiomáticas complementarias.

Los quince shules se inscribieron como propuesta educativa primaria no formal y enseñaron en ídish y en castellano. Algunos tuvieron jardín de infantes y dos, un secundario de tres años con orientación pedagógica, denominado Mitl-shul. Dado que la escuela estatal obligatoria tenía una jornada de cuatro horas de duración, los niños podían concurrir por la mañana y tenían la tarde libre para ir al shule complementario. Tanto los activistas como las maestras, por lo general, simpatizaban con el comunismo soviético, al tiempo que adherían con fervor al positivismo liberal argentino; por lo tanto, los contenidos de enseñanza integraban elementos de esas dos tradiciones.

La pedagogía icufista, impulsada por activistas y sostenida por las cooperativas de crédito solidarias del movimiento, fue vanguardista y ampliamente reconocida como de excelencia e innovación. Incluso, creó sus propios materiales de estudio a través de la Shul-Rat (Comisión de Educación), mayormente integrada por mujeres.

Los shules icufistas deidieron «no competir, sino complementar» a la educación estatal. En el año 1955, la Federación ICUF afirmaba contar con 15 escuelas idiomáticas. Pero en los años 60 los shules comenzaron a reducirse. Los icufistas discutieron y analizaron sus problemas socio-educativos en su IX Congreso de 1968.

A mediados de los setenta ya no quedaban primarias icufistas en ídish. En cambio, se fortalecieron las instancias recreativas como kinder-clubes, colonias Zumerland, talleres artísticos, deportes y jardines de infantes.

A finales de la década del ochenta, en un proceso democrático de lenta y dificultosa recomposición, el Instituto Sarmiento, prestigioso jardín de infantes del barrio porteño de Villa Crespo, fundado en 1951, decidió inaugurar una escuela primaria integral que abrió su primer grado en el año 1994. En tanto comunitaria, pero de iniciativa privada, su existencia instaló serios debates en el ambiente icufista.

Esta Colección está compuesta por libros y publicaciones periódicas para docentes, para las infancias, o sobre temáticas vinculadas con acciones educativas y pedagógicas hallados en las instituciones de la Federación.

Colección Educación

Fondo Pepe Paín