Explica Daniel Plotinsky (2009: 1) que las cajas de crédito cooperativas tuvieron una especial vinculación con la colectividad judía. Las primeras experiencias datan de la década de 1910; por un lado, en las colonias agrarias judías y por otro entre los cuénteniks y artesanos de Capital Federal, que fundaron la primera Caja Mercantil en 1918.
El paulatino desarrollo industrial fue incentivando emprendimientos cooperativos con la finalidad de atender necesidades locales y comerciales de sus asociados. La mayoría de estas cajas financiaban además la actividad de bibliotecas, escuelas y clubs.
En 1958, pequeños y medianos empresarios de izquierda vinculados al pca crearon el imfc, que agrupó a la mayoría de las cooperativas existentes e impulsó el nacimiento de otras, que entre 1958 y 1966 pasaron de 197 a 974 en todo el país.
Sin embargo, en 1966, cuando se puso en vigencia la normativa que restringió la operatoria financiera de las cooperativas, se generó una gran crisis. El decreto-ley 16.898 estableció la jurisdicción del Banco Central sobre todas ellas y, junto a una campaña de desprestigio hacia el movimiento cooperativo, provocó una “corrida” entre los ahorristas, cuyo costo fue la desaparición de casi seiscientas entidades.
Bajo la última dictadura, en 1979, la Ley de Entidades Financieras 21.526, creada por el ministro de Economía José Martínez de Hoz, vedó finalmente la capacidad operatoria de las cooperativas, pero les permitió transformarse en bancos. Como consecuencia, de las cajas existentesen ese momento, 41 se transformaron individualmente y 232 se fusionaron, generando 36 entidades bancarias, como fue el caso del banco Credicoop.
En esta colección, ofrecemos los materiales hallados en las instituciones icufistas, vinculados con la temática.
Fuente: Visacoskt, N (2015), Argentinos, judíos y camaradas, tras la utopía socialista, Biblos, Buenos Aires.
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