Maturín 2455, año 1947

El edificio de la actual sede Maturín de Sholem Buenos Aires, A. C. y D. Scholem Aleijem, recién comprado en 1947.

El pasado 2 de diciembre, en la sede Maturín 2455, CABA, se realizó la cena conmemorativa por los cien años de trayectoria de la institución Scholem Aleijem. La noche comenzó con una cálida recepción y bienvenida. Luego, se dedicaron unas palabras de agradecimiento y menciones especiales. Durante la noche, se disfrutó de música en vivo, momentos especiales, sorpresas, emotivos videos e imágenes para revivir los momentos que han dado forma a la historia colectiva. Además, se repartió una revista —para la cual el CeDoB colaboró—, con relatos que dan cuenta de la trayectoria institucional, y de sus diversas aristas culturales. En el Editorial de esta, se relata:

EDITORIAL

[…] Argentina se había transformado en un destino posible para millones de seres humanos, entre ellos miles y miles de judíxs, quienes ya venían padeciendo el antisemitismo, los pogroms, la discriminación y la falta de derechos civiles. Aquellos inmigrantes llegaban buscando la paz, despojados de bienes materiales, pero munidos de una cultura propia rica en valores; de una ética, de ideas transformadoras. Con solo esto bajo el brazo, se agruparon y fundaron instituciones progresistas, laicas, humanistas, antifascistas y antidiscriminatorias. Lo hicieron por la necesidad de conservar y enriquecer su cultura y sus costumbres; también para enseñar su idioma, para insertarse en un lugar de pertenencia, en un país que los acogió, muy diferente al de ellxs. Así nació nuestro Scholem Aleijem en 1923, con esa impronta. 

Inicialmente, los aspectos sociales y culturales fueron centrales en nuestros espacios; muy relevantes fueron también las actividades políticas, influenciadas por los vientos de cambio que soplaban en el Viejo Continente. Asimismo, los impulsos recreativos y los deportivos fueron parte de una educación integral, con un fuerte contenido ideológico en la formación de personas, basado en la superación, el compañerismo y la solidaridad humanista; en defensa de la paz y de una sociedad más justa e igualitaria. La A. C. y D. Scholem Aleijem fue una creación colectiva, cultural, educativa y deportiva y, en ese mismo sentido, mantenemos viva aquella trayectoria de formación con contenidos.

La nota central de la revista: “A. C. y D. Scholem Aleijem: Una gran Historia de 100 años”

Placa entregada por ICUF Argentina

Este es un relato de recuerdos, anécdotas y con limitados documentos que intenta, en un pantallazo, reflejar los 100 años de historia de una institución que nació por iniciativa y necesidad de inmigrantes judíxs que huían de las guerras y las persecuciones, en su afán por contar con un lugar seguro, de paz y de trabajo, donde reconstruir sus vidas y la de sus familias; donde mantener vivos sus valores, sueños, tradiciones; desde donde abrirse e integrarse a la comunidad y al barrio, sin perder su identidad.

En este centenario honramos a sus fundadores: Blauer, Boiarky, Vain, Malamute, Oxman, Pomeraniec, Zinn, y otros quienes, en 1923, crearon en La Paternal la Biblioteca Popular Judía Af vaiter (“hacia el futuro” en ídish, su idioma vernáculo). Allí compartirían los libros que habían traído entre sus modestos equipajes.

Af vaiter tuvo varias locaciones y, tras un breve paso por la calle Luis Beláustegui (1937), se asentó en César Díaz, donde se llamó Biblioteca Israelita de La Paternal. Allí se sumaron activistas como Benito Sak, Anatole Spaiszman, Moisés y Bernardo Itzcovitz, y otros. Se iniciaron deportes y se necesitó espacio: sucedió el traslado a la calle 12 de Octubre —un lote con galpón de chapa y un salón donde se organizaban bailes, actividades culturales y festivales, bajo la dirección de Natalio Spector—. Así llegó la adhesión a la Liga Israelita de Fútbol, y se armó un equipo de Gimnasia femenino y otro de Básquet masculino, ambos dirigidos por Mauricio Natalevich.

Más expansión fue necesaria: en 1947 se compró al exclub San Martín la actual sede de la calle Maturín. Allí había un jardín, una salita, un patio y, al fondo, una cancha de básquet: nació el Hogar Cultural Scholem Aleijem[1]. En julio de 1951 se comenzó a construir la planta de abajo pero, por la coyuntura de la política nacional, la entidad estuvo cerrada de fines de 1951 a 1955.

En los 60, Scholem contó con amplia participación en sus actividades deportivas: básquet, vóley masculino y femenino, pelota al cesto, fútbol, ping pong, ajedrez, gimnasia y otras.

En 1981, el Hogar Cultural Scholem Aleijem se integra con el Centro Recreativo Almafuerte —la quinta—: nace la Asociación Cultural y Deportiva Scholem Aleijem. Se constituye la primera Comisión Directiva, con Samuel Vain (presidente honorario y socio fundador).

Esta contaba, entre sus autoridades, con Marcos Lipszyc, Paul Edelstein, Moisés Socolinsky, Julio Winnicki, León Wornovisky, Oscar Yofe, José Goldberg, Leiva Kochen, Arnoldo Hochman, Juan Bercholc, Anatole Spaizman, Marta Schmukler, Clara Pomeraniec, Ana Sepliarsky, Enrique Gebel y Leonardo Till, y más.

Desde el Estatuto fundacional, se impuso una impronta basada en la ética, la paz, la igualdad, la libertad y la democracia, con una mirada hacia la colectividad y hacia la sociedad con igual fuerza, convicción y coherencia ideológica. Se desarrollaron actividades artísticas, culturales, sociales, y se promovió la expansión del deporte, la recreación infantil y adolescente, la solidaridad y los valores humanos entre lxs asociadxs.

Sobre esta base, fueron prioritarias las actividades recreativas infantiles como el Kinder Club, una propuesta de educación no formal, formativa, recreativa, innovadora para la época, que rescata el juego como instrumento, la creación como disparador y los vínculos como motor.[2]

El Club siempre fue el lugar de los afectos, de lxs amigxs, del aprendizaje para la vida, de cientos de chicxs y adolescentes; era “nuestro segundo hogar”, y la pertenencia que sentían lxs activistas permitía soñar y crecer. Se concretó la utopía de aquellxs grandes dirigentes: en 1969 se construyó un moderno gimnasio cubierto, uno de los primeros de la Ciudad, con tribunas de hormigón y piso flotante. Se inauguró con un gran festejo, con más de 1 100 personas, algo increíble para la época.

Construcción de la sede Maturín

Es rica la historia deportiva del Scholem. Recordamos, por ejemplo, a León Najnudel — entrenador y prócer de la historia del básquet argentino— que llevó a Scholem a la 1ra división de la Federación, y lo consagró campeón de la Copa Dickens en 1973. La historia continúa con técnicos de renombre que siguen haciendo historia en el básquet.

Es rica la historia deportiva del Scholem. Recordamos, por ejemplo, a León Najnudel — entrenador y prócer de la historia del básquet argentino— que llevó a Scholem a la 1ra división de la Federación, y lo consagró campeón de la Copa Dickens en 1973. La historia continúa con técnicos de renombre que siguen haciendo historia en el básquet.

El Vóley masculino creció al asumir como entrenador de los juveniles el Prof. Juan Carlos Enseñat. La actividad fue evolucionando, incorporando renombrados jugadores y conformando un gran equipo que posibilitó ganar varios títulos de la Federación Metropolitana, hasta coronarse Subcampeón Sudamericano en 1976.

Comité de organización del evento

Con Mariano Montivero, el Vóley masculino ascendió a la División de Honor (1966). Juan Barrial gestó una alianza con Sportivo Rojas: creó un equipo de primer nivel con 5 jugadores de la Selección Nacional. Rojas Scholem logró el campeonato de clubes (2002), el Súper 4, el campeonato Sudamericano en Uruguay y Subcampeonato en 2002/03. La historia continúa con Scholem-Sonders en Rosario. Allí termina este proceso del Vóley masculino de alta competición. Una experiencia virtuosa, trascendente y exitosa del Vóley masculino del Scholem, que dejó una huella imborrable en la historia del vóley en nuestro país.

Por su parte, Pelota al Cesto emerge como actividad en 1967, con un equipo juvenil con destacada participación en la competencia federativa. Con la llegada de Pocha Ovide como entrenadora de juveniles, el deporte creció en cantidad y calidad.

El gimnasio inaugurado en el 69 también habilitó actividades sociales y artísticas: recitales con artistas reconocidxs como Los Fronterizos, Horacio Guaraní, la “Negra” Sosa (en el que fue su último recital antes de ir al exilio); y también fue un lugar de lanzamientos masivos (1 500+ personas) para jóvenes cantautores como Víctor Heredia y León Gieco o Cantoral, entre otrxs.

Reconocimiento de la Legislatura porteña por los 100 años

Durante los 70, la institución creció tanto por la cantidad de niñxs como por la incorporación de nuevas estructuras recreativas: la Actividad de Adolescentes —para quienes terminaban el Kinder—, la colonia Almafuerte —en conjunto con los kinder del Peretz de Lanús y del Zhitlovsky—, el turno de campamento, y la participación en Icufiadas —competencias deportivas, sociales y culturales entre instituciones del ICUF: una huella imborrable para quienes alguna vez participaron—.

El Vóley femenino también aportó campeonatos y copas desde sus inicios con Enseñat a cargo de la actividad y, luego, con Jorge Gandulfo en la conducción de divisiones inferiores. Diego Stirman como técnico de Scholem ganó el ascenso a 1era división (1978), y obtuvo grandes logros a escala federativa.

En 1996, luego de un proceso y de debates entre las comisiones directivas del Scholem, el CER y el ICUF, se acuerda constituir una única institución integrada llamada Scholem Cultural, Educativo, Recreativo. Así, se traspasa la actividad de Kinder a Lavalleja, y la de Adolescentes, a Maturín. Luego, la Escuela de Líderes y el Espacio Adolescente pasaron a Lavalleja, donde resultaron integradas prácticamente todas las actividades, incluida la de Campamentos.

Quincho de la quinta Almafuerte

A través de los años, con nuevos planteles de entrenadores y equipos, se promovió el deporte desde las divisiones menores hacia las divisiones mayores: se consiguieron ascensos y campeonatos del Básquet Masculino y del Vóley Femenino (2014 y 2018).

Tanto Futsal como Fútbol de campo —en torneos de FACCMA— han tenido equipos campeones y subcampeones, y han logrado incorporar una cantidad importante de chicos, adolescentes y adultos.

Por nuestra impronta cultural, nuestra propuesta deportiva no finaliza en los entrenamientos, torneos federados y escuelas deportivas; también fomenta actividades recreativas y, por eso, cuenta con equipos de vóley y básquet para adultos.

Con el mismo espíritu de continuidad con el que nació Af vaiter, hace 16 años y como fruto de la integración de tres instituciones hermanas —el CER, el Peretz de Villa Lynch y Scholem Aleijem— nació Sholem Buenos Aires (8 de noviembre de 2007) para preservar la transmisión histórica, política y cultural de nuestras tradiciones y valores.

Hoy Sholem Buenos Aires viene a UNIR HISTORIAS HACIA EL FUTURO. Hacia las nuevas generaciones, desde el jardín y la escuela; desde la recreación, el deporte, las actividades socio-culturales y los encuentros entre amigxs.

Hoy es tiempo de festejos y de recuerdos por estos 100 años recorridos con dignidad. Se ha destacado en estas páginas solo un puñado de recuerdos y acontecimientos recogidos con afecto, emoción y agradecimiento.

[1] ¿Por qué nuestra institución se llama así? Sholem Aleijem (1859-1916), humorista y escritor, fue la expresión, esencia y síntesis de un pueblo. Sus obras son el fiel reflejo del modo de vivir y de ser de las masas judías de la Rusia zarista que habitaban en el shtetl (pueblito judío). Lo más destacado de su obra literaria no es solo su sentido del humor, arquetípicamente judío, sino el hecho de que convirtió al ídish —el idioma judío de Europa del Este—, en una lengua literaria, elevada artística y culturalmente. […] Sholem amaba y admiraba al pueblo, y lo tomaba como inspiración para la gran mayoría de sus obras […]

[2] En 1963 le encomiendan a Tito Poczymok crear un club infantil, y este se basa en algunos jugadores de básquet del club para formar un equipo de maestros, con el apoyo de Perla Gebel y Susana Rimel desde la Comisión de Madres. Suceden a Tito Abel Monk (1966-1969) y Liliana Golberg hasta que, en 1971, llega Pablo Waichman, con Ani Diamant, para crear una estructura recreativa en donde el juego es utilizado para educar, en una actividad dirigida, durante el tiempo libre, de los chicos. Por estos años también comenzó a funcionar el Joven Club, el que se reunía los viernes y alojaba a las jóvenes generaciones que ya superaban la edad de kínder. Este participaba en las icufiadas. (Aporte de Horacio Kaplan)