*Traducción al castellano, por el Equipo CeDOB.

Soy Jonah Lubin, estudiante de Literatura Ídish y Humanidades Digitales en la Freie Universität de Berlín. El año que viene voy a empezar un doctorado en Literatura Comparada en la Universidad de Harvard. Para mí, la razón más importante para utilizar herramientas digitales en el estudio de la literatura es su capacidad para ayudarnos a ver más allá de los límites del canon literario: encontrar textos nuevos e interesantes que, de otro modo, habrían quedado sin estudiar. Esto ha sido especialmente relevante en mi investigación, ya que me dediqué a rastrear qué textos, a escala mundial, fueron traducidos al ídish, en el periodo 1869-2020. Para obtener una visión general de este corpus de textos tan poco estudiado y tan importante, he creado una base de datos de traducciones al ídish (ver aquí). El análisis de este corpus es el tema de mi tesis de maestría. Fue a través de otra herramienta que hice, el Mapa Temporal de la Edición Idishista, que entré en contacto por primera vez con Mimi Pinzón.

Estaba recorriendo el mapa, y me sorprendió ver una gran cantidad de publicaciones en Buenos Aires, en el período de posguerra. Generalmente, la investigación sobre la literatura ídish de posguerra está sesgada entre Norteamérica e Israel, pero un mapa digital presenta todos sus datos por igual, y me sorprendió ver que la burbuja sobre Buenos Aires era tan grande o más que las de Nueva York y Tel-Aviv . Busqué en mi bibliografía para ver más de cerca qué textos se estaban publicando realmente, y fue allí donde encontré Der hoyf on fentster [La casa sin ventanas], de Mimí Pinzón.

Mapa de 1956 que muestra las publicaciones en ídish en todo el mundo

PINZON, MIMI (Adela Weinstein Shliapochnik) (1910 – 1975). Nacida en Ucrania, llegó a la Argentina en 1914. Periodista israelita, militante comunista, académica literaria, traductora y maestra. Debutó como periodista en Di Presse (1926). También escribió en publicaciones del ICUF y Davar. Durante muchos años fue maestra en la escuela Zhitlovsky, en el I. L. Peretz de Villa Lynch y en la escuela de Teatro IFT. Fue profesora de literatura ídish y castellano, y defensora de los Derechos Humanos.

Fuente: Visacovsky, N. y Horestein, G., La Tribuna Icufista: Tiempo de Aportes, Editorial ICUF-Astier Libros, 2021. Para descargarlo de forma gratuita, click aquí.

Der hoyf on fentster (La casa sin ventanas) de Mimi Pinzón: breve análisis literario de Jonah Lubin

La novela trata de una niña en un conventillo, y para mí lo que la distingue es, en primer lugar, la detallada descripción sensorial de las imágenes, los sonidos, los sabores, las texturas y los olores del mundo en el que vive y, en segundo lugar, el punto de vista extraño de una niña que se asoma a un mundo de adultos en el que está enredada, pero que no comprende del todo. También me fascinó su descripción de la vida judía en Argentina, que hasta entonces desconocía por completo. Decidí presentarme a la beca de traducción del Yiddish Book Center con la intención de traducir esta novela, y me aceptaron. Gracias al apoyo del YBC, estoy cerca del tercer borrador de mi traducción, y pronto empezaré a enviarla a las editoriales. El YBC también patrocinó un viaje a Buenos Aires, en el que pasé mucho tiempo en el CeDoB Pinie Katz. Allí, gracias a Gabriela Horestein, pude encontrar un gran cuento de Pinzón, relacionado temáticamente, en un viejo número de la Revista ICUF. Traduje este cuento, y fue publicado por In Geveb.

Aquí, citas vinculadas con el análisis, provenientes del cuento hallado por Lubin (Fuente: Pinzón, Mimi. “Papa Came Home to Sleep.” Translated by Jonah Lubin. In geveb (March 2024): Accessed Jun 27, 2024):

Una vez que mamá se fue, el departamento quedó en silencio durante un rato. Los chicos se sentaron en la cama y jugaron con sus figuritas. El reloj dio las siete y, como si fuera una especie de señal, la tranquilidad dio paso a la conmoción normal del día. Los chicos empezaron a pelearse por las figuritas y su lucha llegó a ser tan violenta que la cama de hierro bailó y gimió debajo de ellos. Leah se incorporó y, con los ojos aún medio cerrados, agarró un zapato y se los lanzó. Luego, descalza y sin más ropa que un desabillé de seda negro, salió al patio a lavarse. Cuando volvió, le serví el primer mate del día.

Le miré y pensé: ¿por qué es así? ¿Por qué nunca fue estricto, nunca fue malo como otros padres? ¿Por qué no se asegura de que la casa esté en orden? ¿Por qué dejaba que mamá anduviera todo el día de un lado para otro, demasiado ocupada para encargarse de la casa, de nosotros? Incluso estaba demasiado ocupada para enviar a los chicos a la escuela con guardapolvos blancos y limpios, como los otros niños del barrio. Y seguro que algo pasaba con Leah. ¿Y qué hizo él? Se sentó allí, y el hecho de que nuestra casa no fuera decente no le molestaba en absoluto. De hecho, nada le molestaba. Todo estaba bien para él. Siempre estaba tan amable y letárgico cuando llegaba a casa y siempre olía fuertemente a pieles sin curtir. [Más adelante leemos al padre:] “¿Sabés?, ya no quiero ni dormir —dijo—, y espero que el capataz pueda comer tanto como yo quiero dormir. ¿Me escuchás, Malke? Que se vaya al infierno. Trabajamos día y noche, luego otro día, y otra noche, y él nota que vamos más despacio. Nuestros ojos empiezan a cerrarse, nuestras manos se hinchan y pesan como bloques de madera. La sal nos quema la piel como el fuego. Y ve que los montones de pieles no se hacen más pequeños y entonces se vuelve loco. Empieza a correr como un loco, maldiciéndonos con: ‘tu madre esto, la madre de tu madre lo otro’. Nos sirve café negro y coñac como si fuera agua. Corre de una persona a otra, animándonos. Nos promete todo tipo de recompensas, sueldos cada vez más altos. Pero entonces, una vez terminada la salazón, se vuelve frío como el hielo. Olvida todas sus promesas. Ya no somos amigos, no. Él ni siquiera nos maldice. Es como si ni siquiera nos conociera. ¿Escuchás lo que te digo, Malke? Un pedazo de pan amargo. Trabajando hasta hacerme pedazos por un par de pesos.”

[Mamá] me hablaba de igual a igual y me contaba los chismes del mercado. Así me enteraba de qué mujer había abortado porque estaba harta de tener hijos. O que cierta señora había pillado a su marido con una shiksa [mujer no judía] y le habían regalado un abrigo de piel por los problemas causados. Me lo contaba todo sin rodeos, en un lenguaje salpicado de bromas y ocurrencias. Por esas ocurrencias se peleaba con la mitad de las mujeres del mercado. No es que le molestara…

La traducción del cuento “Der tate iz gekumen shlofn” (“Papá vino a casa a dormir”), publicado en la Revista ICUF de 1946, de Mimi Pinzón, por Jonah Lubin

Brindamos, a continuación, una traducción al castellano, algo resumida, de la introducción ofrecida por Lubin en In Geveb. Para ver la versión original completa en inglés, hacer click aquí.

Jonah Lubin, investigador y traductor

Mimi Pinzón nació en la actual Ucrania en 1910 y se trasladó con su familia a Buenos Aires a los cuatro años. He encontrado más de 80 publicaciones atribuidas a ella, muchas de las cuales han sido digitalizadas y están disponibles online. La mayor parte de su obra es crítica literaria: ensayos sobre Steinbeck, Shakespeare, I. L. Peretz, Sholem Aleijem, Shomer, Shira Gorshman, Anna Seghers, Pablo Neruda, Vera Panova y Natasya Petrovna, entre otros.

Aunque fue una prolífica colaboradora de revistas en ídish, Hasta donde sabemos, Pinzón sólo publicó un libro: Der hoyf on fentster (“El patio sin ventanas”), que apareció en 1965 en Buenos Aires. Es la historia de una joven llamada Etl que, como la autora, se traslada a Argentina a una edad temprana y crece en un conventillo.

El conventillo es para Buenos Aires lo que el tenement es para Nueva York: la unidad icónica de vivienda para inmigrantes en el imaginario judío. En los conventillos, gallegos, italianos y judíos, entre otros, vivían en pequeñas habitaciones (tsimerlej) alrededor de patios. Compartían cocinas y baños. En la novela de Pinzón, que estoy traduciendo al inglés, Etl navega entre el mundo multilingüe y multiétnico de su conventillo y la sociedad hegemónica argentina. Esta última suele manifestarse como sistemas de control: la disciplina de los maestros, la violencia de la Policía.

Además de crítica literaria y capítulos de sus novelas, Pinzón también publicó ficción breve. El relato que [traduje], “Der tate iz gekumen shlofn” (“Papá vino a casa a dormir”) fue publicado originalmente en la revista argentina ICUF, en julio de 1946. Al igual que Der hoyf on fentster, el relato trata de la experiencia de una joven y de la vida en el conventillo, de la sexualidad intrusa, de la explotación económica y de la poliglotía argentino-judía. Estos temas se desarrollan a través de la observación que la narradora hace de los miembros mayores de su familia: su madre, que tiene un puesto en el mercado; su padre, que realiza un trabajo brutal como curtidor; y su hermana, Leah, cuyo oscuro romance podría alejarla de su familia.

Una de las principales dificultades a la hora de traducir a Pinzón es su ídish argentino. Los términos en castellano, o derivados, o influidos por el castellano, aparecen a menudo en sus escritos y rara vez se distinguen del resto del texto. Cuando Pinzón utiliza el castellano, mi solución habitual es utilizar también ese idioma, sin mayúsculas. Pinzón no separa sus palabras en castellano, y encuentro innecesaria esa distinción tipográfica en inglés estadounidense.

Esta solución general, sin embargo, es más complicada cuando una palabra no es castellana per se, sino que está influenciada por el castellano: el apelativo del novio de Leah, por ejemplo. En ídish, se le llama ‘דער שװאַרצער,’ con las comillas de Pinzón alrededor del término, las que implican que es un apodo. Inicialmente, había pensado dejar el nombre en ídish transliterado (“der shvartser“), suponiendo que las connotaciones raciales asociadas a la palabra en inglés se aplicaban igualmente a la palabra en ídish argentino. Más tarde me enteré de que en castellano rioplatense “el Negro” no tiene necesariamente las connotaciones raciales de “shvartser” en inglés y, de hecho, puede usarse simplemente como término cariñoso para alguien de pelo castaño u ojos negros. Como tal, me decidí por “su amigo moreno”.

El estrecho contacto del inglés estadounidense con el castellano rioplatense permite traducir con relativa facilidad las dimensiones poliglósicas del ídish argentino. Se trata de una particularidad del inglés estadounidense que deja traslucir, en cierta medida, la naturaleza compuesta del ídish argentino. Por otro lado, la mayoría de los lectores de inglés no están tan familiarizados con las lenguas que tan a menudo se entremezclan en los textos en ídish de Europa Central y Oriental. En tales casos, para hacer justicia a los términos alemanes, polacos, rusos y ucranianos que aparecen en ídish, son necesarios métodos de traducción más sutiles.

La traducción ha sido posible gracias a la Beca de Traducción del Yiddish Book Center y al CeDoB Pinie Katz.