Biografías Icufistas de ayer y hoy
Lo que no podés dejar de saber
Nuestro propósito con este proyecto es dar cuenta del movimiento icufista en Argentina; lograr una síntesis de cómo se constituyó, qué es y cómo funciona el ICUF, y las instituciones que lo compusieron —y componen— a lo largo del tiempo.
Esto solo es posible contando todas las historias, tratando de que nadie quede fuera. El camino elegido es el de los testimonios, el de las biografías de los y las protagonistas, el del análisis histórico que permita unir, sintetizar y sistematizar la información obtenida.
La que encaramos no es una tarea sencilla: hay testimonios valiosos de personas que ya no están, hay documentos que se perdieron y, también, hay aspectos políticos fundamentales y discusiones que cuesta recuperar, porque no figuran en los registros escritos.
Aun así, nuestra intención es plasmar una historia lo más completa y fundamentada posible acerca de las acciones y de los protagonistas de nuestro movimiento.
En ese sentido, nuestra tarea de investigación conlleva una gran responsabilidad. Entendemos que la historia de nuestras instituciones y del ICUF merece ser contada, ya que fue y es una pieza de relevancia en la construcción de la sociedad argentina, de la que nuestros socios resultan parte indisoluble.
Basamos nuestra labor de investigación en un trabajo de ordenamiento documental y en la piedra fundamental que resultó ser el libro de nuestra directora, Nerina Visacovsky, Argentinos, judíos y camaradas: tras la utopía socialista (Biblos, 2015); también en otras investigaciones que, aunque no centradas en el icufismo, ofrecen datos de valor sobre el tema. Con este proyecto, Biografías de ayer y hoy, estamos sumando nueva y valiosa información que nutre y acrecienta nuestro conocimiento sobre el movimiento icufista.
En este camino, precisamos y deseamos que muchos y muchas tesistas e investigadores se acerquen, nos conozcan, trabajen con nuestra documentación y comprendan que hubo —y hay— una red institucional muy valiosa, que fue vanguardista en aspectos educativos y culturales, y que concibió “lo judío” desde otros lugares, a veces muy poco conocidos por la opinión pública.
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Encontramos —aunque seguimos buscando— varias explicaciones para esta ausencia de registro: la primera es, ya sea por los tiempos o por la falta de compañeros abocados a tal tarea, la imposibilidad de registrar, guardar, sistematizar y proteger los documentos en los momentos en que sucedían los eventos.
La segunda —no menor— es la destrucción de la documentación generada, ante la necesidad de proteger a la gente participante, en momentos de la historia argentina que se caracterizaron por la persecución y por la censura.
También identificamos un tercer elemento: cuando las instituciones comenzaron a cerrar, fusionarse, mudarse, remodelar edificios no protegieron el material que aún existía, por lo que una parte también se perdió en años posteriores.
Ante esta ausencia de documentación fue que llegamos a la conclusión de que la forma más adecuada para poder reconstruir la historia del icufismo en Argentina es la contrastación del material disponible, con los relatos biográficos e institucionales que sus protagonistas de ayer y hoy nos pudieran brindar.
Entendemos, asimismo, que el relato en primera persona es distinto, es más nutritivo, tiene matices y colores. Tiene historias que no se escribían, picardías que no se contaban, recuerdos que no se retrataron y que completan el panorama, al reconstruir los relatos de las instituciones.
Como si fuese un rompecabezas, cada conversación que tenemos con cada persona nos acomoda una pieza más; las historias se conectan, las fotos se encuentran y los caminos se cruzan. En la memoria de los entrevistados está la información que necesitamos para cruzar con la documentación, que nos habilita a generar sentidos y explicaciones históricas.
Sin embargo, a partir del trabajo analítico notamos que resulta necesario, para unir cabos, ubicar históricamente, buscar información, generar un relato, guiar a las personas hacia sus recuerdos.
Desde que comenzamos a esbozar algunas ideas organizadoras, supimos que alguna vez iba a ser necesario producir un material ordenador, básico, que nos orientase tanto a nosotras en tanto recopiladoras como a las y los investigadores interesados en la temática.
Pero el 2020 tenía otros planes.
La pandemia congregó a las personas en los espacios virtuales; al observar esto, supimos que resulta ser este el momento propicio para interpelar a los y las icufistas a colaborar con la reconstrucción de esta historia de la que son protagonistas.
Al notar esto, arribamos a la idea de construir nuestro propio libro gordo del ICUF, en el que planeamos ofrecer información concreta de todas las instituciones icufistas, al mismo tiempo que relatos personales, anécdotas, y una orientación para investigadores e interesados que ayude a encontrar información dentro del CeDoB Pinie Katz. Con esta idea fuerza en mente, decidimos impulsar una campaña masiva para que la gente nos envíe sus biografías.
Es nuestra intención trabajar en una publicación que sea ordenadora de la historia del ICUF en Argentina, que relate la historia de todas las instituciones que en algún momento formaron parte del ICUF, que rescate las historias de quienes las construyeron.
Frenamos y repensamos. Se nos ocurrió generar una serie de flyers que interpelasen a quienes pasaron por cada una de nuestras instituciones. Fue así que establecimos una campaña que las recorriese a todas.
Para esto, estructuramos otra manera de trabajar: buscamos fotos y armamos una comunicación específica para cada institución; recuperamos el listado de instituciones y rastreamos a la gente que, actualmente, se halla vinculada a estas.
También repensamos la encuesta: retocamos preguntas, borramos algunas y agregamos otras, pedimos fotos y nombres. Asimismo, creamos una encuesta online para que quienes quisiesen responder de forma individual pudiesen hacerlo.
Las respuestas empezaron a llegar con asiduidad.
Por el respeto y atención que merece la gente que nos contacta, decidimos construir una comunicación personalizada con cada uno: algunos se llevan mejor escribiendo; otros, hablando. Entrevistamos vía telefónica —grabamos— y vía audios de whatsapp. Nos escribieron por mail, llenaron la encuesta, nos mandaron fotos, canciones, recuerdos.
Este proyecto crece y se encuentra en permanente construcción y reconstrucción, acorde con la respuesta de la gente y con nuestra labor de recopilación. Es un camino que nos recuerda, cada día, que cada relato es historia, que cada camino se construyó de manera colectiva. Ahora, la reconstrucción de la memoria no es la excepción.